Comentario
Babilonia había quedado prácticamente desmantelada a causa de la fugaz y contundente invasión hitita del año 1595. La marcha de Murshili I, que incluso se atrevió a llevarse las estatuas del dios Marduk y de su esposa Zarpanitum, y la desaparición de Samsu-ditana, el último rey de la I Dinastía amorrea, habían provocado un interregno que fue aprovechado por gentes del País del Mar (golfo Pérsico) que se consideraron herederas del Imperio, estableciéndose rápidamente en Babilonia (II dinastía). Sin embargo, muy pronto fueron desplazados de ella por los montañeses cassitas, quienes, amoldándose en lo posible al pasado babilónico, lograron establecer una dinastía de 36 reyes, que se mantuvo en el poder, según las fuentes, un total de 576 años.
Durante aquellos siglos, Babilonia, llamada entonces Karduniash, extendió su influencia por todo el Próximo Oriente, dada su superior civilización, pero muy pronto chocó con Asiria, la otra gran potencia mesopotámica. Con ello se iniciaba un conflicto crónico que enfrentó a los dos Imperios con suerte alterna. En 1156 los elamitas, aprovechando un previo ataque asirio conducido por Assur-dan I, que había debilitado en grado extremo al último rey cassita, pusieron fin a la dinastía de Karduniash, saqueando las ciudades de la Baja Babilonia.